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2022-10-15 03:03:47 By : Ms. Mercy Du

El otoño ártico ya está aquí y es cosa seria. En las últimas semanas ha habido un cambio de temperatura importante. La sensación térmica es de 25 grados bajo cero y sopla el viento, así que trabajar varias horas al día empieza a ser duro. Empezamos a decir adiós a este entorno inhóspito y hermoso. Un oso muy joven –de poco más de un año– se ha puesto curioso y ha decidido quedarse a un kilómetro del barco, de manera que dos guardias tienen que vigilarlo continuamente.

Tras semanas varados en el hielo, avanzando a la deriva con la banquisa, esta es nuestra última semana en el rompehielos alemán Polarstern, el protagonista de la misión científica internacional MOSAIC, en la que participo como investigador del CSIC. Como ya expliqué en un post anterior, el rompehielos alemán es como un gran centro de investigación flotante. Entre las diversas capacidades que ofrece, tenemos instrumentos que permiten tomar medidas alrededor de la zona donde estamos atrapados, incluidos los vehículos submarinos teledirigidos ROV (remotely operated underwater vehicle), drones y dos helicópteros.

El ROV es un pequeño submarino que permite tomar fotos bajo el hielo, para poder estudiar cómo viven los ecosistemas, incluido pescados como el bacalao ártico. Hay varios drones que vuelan cada día para poder tomar fotos de alta resolución y observar la topografía del hielo y estudiar sus mecanismos de formación.

Los dos helicópteros (con dos pilotos alemanes y dos técnicos de mantenimiento españoles: Víctor, de Cantabria, y Ricard, de Barcelona) realizan reconocimientos aéreos del hielo, a petición del capitán y de los científicos, para buscar la mejor ruta que nos permita movernos a través del hielo de forma más eficiente.

Hay también un apoyo logístico con cargas externas y distribución de boyas de sensores en un radio de 50 kilómetros en torno al barco, para estudiar el movimiento del hielo. Los helicópteros también se usan para mediciones del espesor del hielo y la capa de nieve sobre el hielo. Estas son llevadas a cabo con un instrumento llamado EM Bird, que básicamente es un cilindro de 120 kilos, unido al helicóptero y equipado con sensores, que vuela a 130 km/h y 10 metros sobre el suelo.

Pero todo esto solo es posible cuando las condiciones meteorológicas del Ártico lo permiten. A menudo densas nieblas dificultan las operaciones de vuelo con los helicópteros. Aun con cielos despejados, en ocasiones fuertes rachas de viento o congelación limitan la operación. En el Ártico, hay que evitar – en lo posible - volar con nubes o en zona de nieblas. El hielo que se formaría en las palas del helicóptero causaría una importante pérdida de eficiencia aeronáutica, una importante situación de riesgo. Además, se puede formar hielo en el parabrisas, lo que impediría la visibilidad al piloto.

Hay que respetar las condiciones mínimas para mantener la seguridad, dado que la posibilidad de rescate es inexistente. El margen de error es muy pequeño. La preparación de los vuelos se hace cada mañana a las 08:15, en la oficina meteorológica, con todos los participantes. Aprovechan para hacer una valoración de los riesgos posibles para cada misión.

La semana pasada acabamos las últimas mediciones y finalizamos la expedición MOSAIC, la mayor expedición científica al Ártico de la historia. Más de 60 personas se han empleado para recoger todo el campamento y los instrumentos del hielo, ¡y ponemos rumbo al sur! Pararemos en las islas Svalbard, de Noruega, donde hay varias estaciones atmosféricas para dejar algunos instrumentos y después seguiremos rumbo al puerto de Bremerhaven, en Alemania, ¡con la llegada prevista para el día 12 de octubre!

Manuel Dall’Osto es investigador del CSIC en el Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona (ICM-CSIC). El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) es la única institución española que participa en MOSAIC. Tiene dos proyectos de investigación del Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC): uno que estudiará la masa y el grosor del hielo vía satélite y otro, que lidera Manuel Dall’Osto, que investigará la relación entre la materia biológica marina y la formación de las nubes.

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