Expertos alertan que al ser un trastorno subdiagnosticado, pueden ocurrir casos de diagnósticos inapropiados por parte de los profesores.
Para algunas personas, formular palabras y emitir su sonido de forma correcta es algo cotidiano. Sin embargo, para otros tantos, saber el orden correcto de las letras y su pronunciación, puede tornarse en un reto diario.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), al menos el 10% de la población mundial padece dislexia.
Se trata de un trastorno del aprendizaje que supone una dificultad para leer a raíz de problemas para identificar los sonidos del habla y para comprender cómo estos se relacionan con las letras y las palabras (decodificación).
Con motivo del Día Internacional de la Dislexia, que se celebra el próximo 8 de octubre, Itzel Galán López, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM, detalló que a pesar de tratarse de un trastorno del neurodesarrollo que genera consecuencias, dificultades y limitaciones, está subdiagnosticado.
Explicó que la dislexia afecta de manera directa el proceso de aprendizaje lo que aumenta las posibilidades de deserción escolar, episodios depresivos, estrés y ansiedad, además de baja autoestima.
Cabe mencionar que en 2008 la Asociación Dislexia y Familia, junto con la Federación Española de Dislexia, creó la campaña “Unidos por la Dislexia”, con el objetivo de dar visibilidad a las dificultades específicas de aprendizaje.
Galán López detalló que en el caso de México, no se cuenta con algún estándar específico de evaluación que permita identificar este desorden.
“Aquí tenemos otra situación que es importante mencionar: los niños afectados deben tener una capacidad intelectual normal para realizar el diagnóstico”.
En realidad, esos criterios limitan el hecho de que podamos hablar de una definición clara de la patología, por lo que habría situaciones que quizá no sean dislexia, pero que finalmente afectan el aprendizaje, apunta la investigadora universitaria.
Galán López puntualiza que, por lo regular, quienes generan esta preocupación por el rendimiento de los niños son los profesores, ellos mencionan que hay dificultades en el aprendizaje, pero al no ser expertos también se crea un diagnóstico inapropiado
Por ejemplo, es común escuchar que al invertir la posición las letras “b” y “d” para los docentes sería dislexia, aunque no necesariamente lo es.
El profesional que se encarga de evaluar y diagnosticar a un pequeño con este problema es el neuropediatra, quien valora que el desarrollo integral cerebral se realice de manera apropiada, además de la evaluación de corte neuropsicológico y, en algunas ocasiones, se complementa con pruebas relacionadas con la situación educativa en la que se demuestre que el rendimiento del aprendizaje se encuentra por debajo de lo esperado, añadió la experta.